¡Tío Buggy!
Lo que Buggy creyó que sería sólo cosa de un día, terminó convirtiéndose en una rutina, una al inicio "molesta" y después, hasta cierto punto agradable, se había vuelto parte de su vida a tal punto de qué cuando no tenía que pasar por ella en su día, el pelo chicle se sentía raro. Pero más raro aún, era el que dentro...