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Cyan Ruiz del Valle ve el mundo en colores; Andrés Salgado Méndez, en escala de grises. Él diseña con el corazón, él con la cabeza. Comparten oficina, tareas... y una intensa necesidad de no cruzar más de tres palabras al día (si se puede evitar, mejor).
Pero en el fondo de cada discusión, hay una tensión que arde bajito. En cada roce accidental, una chispa. Y lo que parecía solo antipatía profesional, empieza a volverse más personal, más íntimo... más peligroso.
Entre maquetas, deadlines y cafés compartidos sin querer, el odio se transforma en algo mucho más difícil de manejar. Y lo que empieza en la oficina podría terminar en lugares que ni Cyan ni Andrés estaban dispuestos a admitir que deseaban.
Porque a veces el amor no entra por la puerta... se cuela por una mirada desafiante, una pelea tonta... o un beso robado en el peor (o mejor) momento.
03/06/2025