Lovely_Hyunnie
Alexia Putellas, 26 años. Barista. Mujer que se cree sólida, pero se desmorona en silencio. Vive con la ilusión de controlar algo, aunque sea a alguien, para no hundirse del todo. No confía en el mundo, ni en sí misma, así que lo rehace a su manera: pequeño, hermético y con Aitana en el centro.
Aitana Bonmatí, 22 años y escritora. Frágil en apariencia, pero el tipo de fragilidad que se deforma antes de romperse. Ambas se encontraron en el punto exacto donde la necesidad se disfraza de amor.
Aitana ve en Alexia estabilidad, una figura que la ordena cuando el ruido interno la devora. Pero no es amor lo que la calma, es dominación. Alexia no la ama de forma tierna; la ama desde el poder. La necesita dócil, temblando, entregada. Es su ancla y su víctima. Aitana, en su dependencia, confunde la devoción con propósito, y la sumisión con afecto. Ya no recuerda dónde termina ella y dónde empieza Alexia. La escritora se ha borrado a sí misma en nombre del amor.
Alexia sufre una desconexión con la realidad tan profunda que solo se siente viva cuando tiene a Aitana a su merced. Su ansiedad existencial se calma cuando la otra obedece, cuando la ve mirar con esa mezcla de miedo y deseo. La violencia emocional se vuelve ritual, una forma de tocarse sin tocarse, de no sentirse tan solas. Y aunque Alexia puede ser cruel, Aitana siempre encuentra una excusa: "es que está mal", "es que me ama así".
Nadie lo sabe, nadie puede opinar. Afuera, son unas mujeres sin lazos. Adentro, son un vínculo enfermo que late bajo la piel, un ciclo de culpa, poder y deseo. No es solo amor: es adicción, dependencia, despersonalización compartida. Dos mentes deteriorándose a la par, una por exceso de control, la otra por falta de identidad.
Y aun así, cuando todo se derrumba, se buscan. Porque en el fondo, muy en el fondo, se aman. Pero ese amor no las salva; solo las hunde más lento.