El niño bendito, nunca le gustó ser llamado de esa forma, porque sabía que esas simples palabras tenían un peso mayor del que se imaginaba el resto. Él era capaz de matar por el amor de su vida, amó con tanta pasión que eso mismo lo destruyó. El niño bendito fue condenado a morir dolorosamente por el amor que nunca le correspondió, pero en otra vida tal vez, ella pueda verlo con otros ojos, para ello tendrá que volver a morir. *Advertencia de spoiler*

A veces la maldición eres tú mismo. Dreg manchó su alma con oscuridad, cortó su futuro con odio y su rencor se volvió el arma que llegaría a aquellos que lo lastimaron, Dreg le dio la espalda a su credo, conjuró la magia negra y le trajó desgracia. Después de tantos siglos, ahora Dreg quiere morir, descansar en paz, volviendo a hacer un trato con los Dioses.