Tom_Riddle_Envidioso
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Keira Potter siempre creció con la sensación de que había algo torcido en su existencia... algo que todos veían menos ella. Y sí, tenía razón. Porque mientras Keira se rompía en silencio, Charlus-su propio hermano-parecía vivir una vida paralela.
En Privet Drive, los Dursley tenían una regla no escrita:
Charlus era el "niño normal", la excusa perfecta para decir que no odiaban a los Potter... solo a ella.
A él le daban cama, comida, trato "decente".
A Keira... ya sabes.
El clóset, los gritos, la indiferencia disfrazada de "disciplina", ese tipo de violencia que nadie quiere admitir porque no deja moretones obvios.
Y Charlus lo sabía.
Claro que lo sabía.
Pero él había aprendido a sobrevivir a su manera: siendo el hijo perfecto, el chico tranquilo, el que no hacía ruido. Se volvió frío... distante, casi incómodo de mirar. Le hablaba poco a Keira, como si cada palabra entre ellos pesara toneladas. No por crueldad, sino porque cargar la culpa de ver cómo la trataban lo hacía... insoportable.
Mientras Keira crecía pensando que su propio hermano la evitaba porque era "molesta", Charlus se convencía de que mantener distancia la protegía más de lo que la lastimaba. Una mentira que ambos aprendieron a creer.