allaboutmar
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Vivir en este edificio significa escuchar cosas que no debería, gritos, risas fingidas, música a cualquier hora. La privacidad no existe, y uno se acostumbra... más o menos.
Él está siempre ahí, desafiándome. Guido Sardelli empezó la guerra, y yo no iba a perderla. Cada encuentro, cada mirada torcida, cada comentario hiriente se volvió un juego del que no podía escapar.
No lo soporto, pero tampoco puedo ignorarlo. Cada discusión, cada nota de su guitarra, cada choque en el ascensor me engancha de una manera que no entiendo.