Carol Costa Durán se acaba de mudar a Barcelona por motivos laborales. Carol ha comenzado un vídeo diario para alguien llamado Abril. Día tras día, enciende la cámara y le cuenta lo que ha sucedido. Viaja a Tokio y a Cantón y captura para ella sus experiencias. Van a la playa y oyen el ir y venir de las olas. En la gran ciudad ven extraños murales de tortugas marinas que alguien ha pintado. Están en peligro de extinción. Carol lo está intentando: compartir su vida con alguien que parece haberla perdido del todo, o casi.

Esta es la historia de dos amigas que, luego de sus años de amistad, se vieron obligadas a alejarse; Chloé, tuvo que irse del país en búsqueda de 'mejores oportunidades' mientras que Marie, teniendo pocas posibilidades se dedicó a estudiar y trabajar. Ambas siguieron con su vida, hablando tan sólo de vez en cuando y pensándose, como única manera de sentir que estaban juntas pese a la distancia. Marie, al extrañarle demasiado se decidió por escribirle una pequeña carta a diario y prometió guárdalas con esmero para poder entregárselas el dia que se encontraran de nuevo. Estos son los pequeños fragmentos de Marie.

Cuando Alicia baja del avión para pisar por primera vez las tierras de Hong Kong, su primer pensamiento es categórico: allí va a encontrar la inspiración que necesita para pintar el cuadro que presentará al concurso nacional de pintura tras volver a España. Al menos, ese es el plan que tiene después de haber sido embarcada en un viaje de negocios con sus padres que, además, ellos han querido denominar como: "unas vacaciones familiares". Después de recibir la inesperada nueva, lo último que piensa Alicia es que allí, en la perla de Asía, encontrará algo más que el objeto de su búsqueda: Una hermosa amistad que tras regresar a casa, le hará girar los ojos a Oriente e intentar mermar la distancia que se acaba de crear hasta convertirla en Dos pinceladas.