Estabas en mi memoria, en mis versos, en mis sonrisas y en mis lágrimas. Estabas sin estar realmente, estando ausente. Seguías siendo un Amor Clandestino, sólo que ahora tenías voz y voto.

Tus ojos eran café, y no había forma de escapar de ellos.

Esta es mi poesía, mi verdadera poesía, la que sale de mi corazón, pues enamorado estoy de la señorita a quien estos poemas van dedicados con toda mi alma y pasión, ya que no es bella Carolina, ni dulce, ni buena persona, sino todo esto y mucho más multiplicado por cualquier número mayor de un millón, y no exagero, o al menos no yo, sino mi corazón y mis poemas. Espero que os llenen de emociones, de sentimientos, y de pinchazos en el corazón. También, quiero conseguir que si algún lector o lectora aún no ha estado enamorado de verdad, es decir, el amor que ocurre y no sabes por qué ha surgido, ese amor, os animo a pensar que el amor no tiene fin y que no hay que tenerle miedo, sino ganas de afrontarlo y agarrarte a él como si fuera una parte de tu cuerpo, de tu vida, de tu corazón. Bueno, acabando ya, os dejo con mi poesía, mi verdadera poesía, con la que espero que os emocionéis, con la que espero que las ganas de amar vuelvan a vosotros (o surjan si es vuestra primera vez), y os anime a seguir amando, pues el amor es lo más bello que este mundo tiene, aunque ya quisiera el mundo tener aún más del que ya contiene. Gracias por leer al menos la introducción. ¡Viva el amor, que bueno es!