Quiepoewe
La humanidad se hunde. Cada día más y más en un oscuro pozo sin salida.
Las ondulantes y sinuosas sombras del humo que dejamos a nuestro paso suben por el pozo, inundan nuestros pulmones, ahogan a nuestras gentes y seres queridos.
La guerra se lo ha llevado todo, por todos los lugares. Ha eliminado cada rincón, cada esquina. Su gran sombra nos ha devastado, destruido a cada edificio, a cada árbol, a cada ser viviente.
A cada uno de nosotros.
La Batalla de Tostora ha acabado, con un terrible y gran final, y ahora, Katherine Heeser ya no existe. No es más que un nombre, una idea, un cuerpo muerto todavía unido a un alma. Un cadáver que aún respira. Ahora, deberá tratar de seguir luchando, tras haber perdido a tantos seres querido, tras haber dejado atrás a tantos otros. Sola ahora por siempre, con sus sombras.
Sombras que se extienden por su alma, y por la de toda la humanidad
Por otro lado, el ejército sigue con su guerra, cada vez más débil y vulnerable, escondiendo un gran secreto, las cadenas, que también se extiende junto con el bando rebelde.
Ahora nadie sabe ya hacia donde llevar la vista, todas las ciudades son un blanco fácil, y muchas de ellas serán atacadas, pero la prioridad, es defender Sanzia, la capital, y evitar la catástrofe. Evitar a toda costa, a cualquier precio su caída. Ese precio, es la vida.
Porque en esta guerra, no hay sitio para la vida.
Solo hay espacio para sombras, y nada más.
Este es un tiempo de sombras.
Un mundo de sombras.
Eso es todo y nada más.