La vida de Stephanie cambia repentinamente cuando su madre, Mariana, una modista del pueblo de Dumbury, se convierte en la costurera real del rey Raymond y sus dos hijos gemelos; el príncipe Jaden y la princesa Ashley. Las visitas de Stephanie y su madre al Palacio se vuelven frecuentes, y sin previo aviso, su madre se enamora del rey y el rey de ella. Éste le pide a su madre que se convierta en su esposa y en su reina lo antes posible, por lo que ambas tendrán que dejar su vida anterior. Poco antes de cumplir sus dieciséis años, ella junto a su madre se mudan al Palacio después de la boda y de la coronación, convirtiéndose en la reina y la segunda princesa de Evernia. A Stephanie le costará adaptarse a su nueva familia, al protocolo real y a aprender todo lo necesario para ser una buena princesa. Sin tener sangre real, asistirá a una academia para príncipes y princesas, descubrirá mucho más allá de lo que estaba acostumbrada, haciendo nuevos amigos y enemigos. •Historia inspirada en la serie de caricatura de Disney; Princesita Sofía 💜

La princesa Madeline Minder, al ser la tercera de cuatro hijos, no tenía la preocupación de buscar a alguien que estuviera a su misma posición para contraer matrimonio. Aún así, desde que tenía uso de razón, le dieron una bonita imagen del matrimonio, y uno de sus mayores sueños era casarse. Pero, no con cualquiera, sino con su mejor amigo de la infancia, el segundo de tres hijos, el príncipe Blaine Dayton de Forvik, quién desde niño le tenía miedo al compromiso. Veía al matrimonio como algo destructivo entre dos personas que se amaban, porque esa fue su imagen debido a la mala relación que fueron creando sus padres poco a poco. No quería que eso le sucediera con una persona que de verdad le importaba. A pesar de la infinidad de rechazos, Madeline siempre estuvo dispuesta a mostrarle el lado positivo del matrimonio a Blaine, para logar convencerlo de convertirse en su esposo cuando fueran adultos. En vez de eso, logró crear un miedo en él que provocó el fin de su amistad. Luego de unos años, ambos cambiaron de opinión. Quizás fue por madurez o quizás fue por venganza, o quizás fue por ambas. Madeline ya no quería casarse con Blaine, por el simple de hecho de abandonarla, y ahora le tocaba a él insistir para hacerle recordar lo bonito que tuvieron en su momento. La princesa piensa que creó un vaticinio, un hecho que le hace parecer que se cumplirá a toda costa debido a la seguridad con la que lo decía. No podía dejar que se hiciera realidad. Sin poder evitarlo, las cosas pueden cambiar, solo depende de ella aceptar el propio destino que se predijo junto al príncipe.