Siempre soñó con volar. Con huir del suelo, de las rutinas, de los "deberías". Pero no imaginó cuánto dolía despegar. Elena está a punto de recibirse, con un título que no siente suyo, una relación que no la deja respirar y un sueño escondido bajo capas de miedo. Mientras todos a su alrededor parecen tenerlo todo claro, ella se pregunta si conformarse es lo mismo que crecer. En una ciudad que la abruma, en una casa que no es la suya, y con un amor que a veces la hace sentir invisible, empieza a escribir su propio plan de vuelo. Porque hay sueños que no mueren, solo esperan el momento justo para desplegar las alas. Y a veces, para volar alto, primero hay que animarse a caer.