Excusas de tinta
-¿Sabes qué es lo que duele? No es el que la hayas preferido a otro, tampoco que me hayas mentido un millón de veces, menos que fueras sustente y frío; sino que tus palabras decían algo y tus actos algo muy distinto. Ivan miró el cielo gris, parecia estar apunto de llorar. -Nunca me amaste ¿Verdad? ESTA HISTORIA ES...