Julie tiene depresión.
Vuelve al vecindario después de pasar una temporada en su pueblo natal y un buen amigo le da la bienvenida, sin poder afrontar un posible cambio en sí misma.
Una dulce voz para los acongojados personajes que marcan al teléfono azul que siempre tiene a su lado, un servicio de consuelo a cambio de unas cuantas monedas.