Kim Dokja no era el protagonista. El primer día del apocalipsis, Kim Dokja fue mordido por un zombi en el tren de regreso a casa. Ese día, junto con el otro 60% de la población, pensó que había muerto. Nunca esperó despertar de nuevo. Mucho menos, vivir libremente... y mejor que antes del apocalipsis. Kim Dokja jamás imaginó conocer a un hombre tan guapo como Yoo Junghyuk... y mucho menos, plantearse una relación tan dudosa con alguien así. Tampoco pensó que tendría una hija. Y en medio del fin del mundo, Kim Dokja no creyó que le tocaría cuidar a dos niños, solo, en un mundo arruinado. Estaba convencido de que Yoo Junghyuk lo odiaba. Creía que nunca lo perdonaría por lo que había hecho. Que jamás podría volver a enfrentarlo sin que intentara matarlo. Por eso había pasado tanto tiempo huyendo. Escapando de él. Después de todo, ¿no es eso lo que haces cuando alguien te odia a muerte? Kim Dokja era un monstruo. Creía merecer ese odio. Entonces, ¿por qué ese hombre lo miraba como si estuviera a punto de romperse?