cattita_vampx
Nunca existió Harry Potter.
Siempre fue Lizzie.
La niña marcada por la tragedia.
La que sobrevivió a la maldición asesina.
La que creció entre sombras y mentiras, ignorada por el mundo muggle y reverenciada por un mundo mágico que nunca llegó a comprender del todo.
Durante años, Lizzie Potter vivió dividida entre dos nombres.
Uno que amaba.
Y otro que odiaba.
Sirius Black. El traidor. El supuesto asesino.
El hombre que -según todos- había entregado a sus padres a Voldemort.
Para Lizzie, Sirius fue el rostro de todo lo que perdió: la familia que no tuvo, la infancia que le fue arrebatada, la soledad que la acompañó cada noche.
Su nombre era un veneno en sus labios. Una herida sin sanar.
Regulus Black. El hermano menor de Sirius.
El único que alguna vez la vio con ternura, con comprensión.
El joven que, en secreto, se rebeló contra las tinieblas.
Ella lo amó desde que lo conoció
Pero las verdades ocultas siempre encuentran el camino hacia la verdad.
Cuando Lizzie descubre que el verdadero traidor fue Peter Pettigrew, y que Sirius era inocente, todo su mundo comienza a tambalear.
La imagen del enemigo se desmorona.
Y en su lugar, aparece otra: la del hombre roto, el único que la había amado desde lejos... incluso cuando ella lo odiaba.
El odio se convierte en cercanía.
La desconfianza en complicidad.
Y en medio del dolor compartido, de las cicatrices aún abiertas, Lizzie descubre un amor prohibido, inesperado... pero inevitable en Sirius
Por un instante Lizzie Potter olvidó a Regulus.