Nicole fue vista por última vez con un taxista que la ignoró cuándo ella entró a su auto en pedazos. Ahora el hombre trabaja para las mismas personas que se sospecha la hicieron desaparecer. Por desgracia, le toca revivir la noche que tuvo con Nicole cuando más intenta olvidarla.
Mi cuerpo no es mío, para sus dueños soy una obra de arte de la cual no importa mi resguardo, solo su producto final. En mi cuerpo hay un velorio, tú lo has decidido así.
Hay un mecánico que vive en la calle, las malas lenguas dicen que antes solía ser mujer o que incluso aún lo es. Su cuerpo y su nombre son sus posesiones más importantes, un día lo pierde todo cuando le venden su nombre.
El Ojo del Demente vendía dibujos que predecían el futuro. O eso murmuraron las ancianas. Los dueños de tiendas místicas se detendrían a mirarlo. Dicen que innumerables sombras se acurrucaron a él como polillas a la luz. Hace unas semanas llegó El Camarero. Lo observaba desde lejos y se retorcía en las sombras. Murmuraban que la muerte venía a servir su sueño eterno al pintor y sus divinas profecías de una malévola oscuridad del pasado.