Después de pasar los últimos cuatro años en Francia, Martin ha encontrado trabajo en un hospital de Bilbao como médico de urgencias. Aún adaptándose al cambio de vida, lo último que le apetece es pasar una semana de casa rural con la familia del futuro marido de su hermana pequeña. Para Juanjo ser cirujano siempre ha sido un sueño vocacional. Sin embargo, los últimos meses siente que no está conforme con su vida en Madrid, se siente vacío. Por eso no duda en aceptar el trabajo que le ofrecen en un hospital de Bilbao. Agotado, siente que solo necesita tranquilidad, pero su hermano ha decidido organizar una semana en una casa rural con la familia de su prometida, y no puede escaquearse. Una historia donde el destino está dispuesto a poner en su sitio a más de uno sin importar los planes que tuvieran de antemano. Del odio al amor no hay tanta distancia o ¿tal vez si?

Llevan saliendo cuatro años, aunque Martin no lo sabe. Pero Juanjo sí. Así fue.

Se suponía que no debían conocerse. No así. Martin es todo nervios y miradas cuidadosas. Juanjo es todo ruido y luz dorada. Sus vidas, tan distantes, se cruzan violentamente durante un desordenado y soleado fin de semana de verano en un festival de música donde el aire sabe a cerveza y todo huele a suciedad y libertad. Discuten. Tontean. Caen. Empieza con insultos y salpicaduras de agua de lago, con miradas que duran demasiado y un beso robado bajo las estrellas mientras algún artista canta sobre el anhelo. Crece con noches en vela en tiendas estrechas, con malentendidos, celos, calor y silencio. Con ganas de más y sin saber cómo pedirlo. Y la certeza de que, cuando el fin de semana llegue a su fin, empezará de nuevo la vida real. Sin embargo, no pueden dejar de pensar el uno en el otro. No pueden dejar de recordar lo que sintieron al ser vistos -vistos de verdad- por primera vez. Esta es una historia de amor, nacida en medio del sudor y el sonido, en un terreno palpitante de música y posibilidades. Una historia sobre enamorarse de alguien exactamente cuando menos te lo esperas. Y de elegirlo, una y otra vez, incluso cuando te asusta.

Juanjo y Martin han sido mejores amigos desde que eran niños. Cada verano lo pasan juntos en el mismo pueblo costero que los vio crecer, disfrutando de la tranquilidad, las fiestas y las rutinas de siempre. Todo transcurre como cada año, hasta que durante las fiestas del pueblo, una vecina cotilla los confunde con una pareja. Y a ellos como les encanta bromear, deciden seguirle la corriente. En cuestión de minutos, el rumor se esparce por todo el pueblo, y ellos, por pura diversión, comienzan a comportarse como si realmente fueran novios. Pero como siempre dicen, entre broma y broma, la verdad se asoma. ¿Y si lo que empezó como un juego no fuera tan mentira como ellos creían?

Juanjo es infeliz consigo mismo, atrapado en la necesidad de fingir ser alguien que no es, todo por culpa de su padre. Por otro lado, Martin se ve obligado a pasar su último año antes de la universidad en un colegio de niños ricos, lo que más odia en la vida... hasta que conoce a alguien que cambiará todo su mundo.

Extremadura, 1935. En una España fracturada por tensiones políticas, religiosas y sociales, dos jóvenes que crecieron juntos -Martin Urrutia, hijo de una familia bilbaína republicana, y Juanjo Bona, descendiente de una estirpe zaragozana conservadora- se reencuentran tras años de distancia impuesta por los prejuicios familiares. El país se aproxima al abismo de la guerra, y Almendralejo, con sus calles polvorientas y plazas calurosas, se convierte en el escenario íntimo de una historia imposible: la de un amor prohibido entre dos hombres que no deberían haberse vuelto a mirar.

Donde Juanjo y Martin son solteros de la Isla de las tentaciones.

Donde Martin es un romántico empedernido que ha escrito cuatro cartas de amor sin pretender que nadie las leyera, o donde Juanjo había vivido toda una vida de calvario, con tanto dolor dentro de él que no siente que merece ser amado.

Los veranos en Castué siempre eran los favoritos de Juanjo. Organizaba desde el primer día hasta el último como si le fuera la vida en ello. Esperaba con ansia todo el invierno a que llegara el primer día de Julio y reencontrarse con todos sus amigos de verano. Para Martin, era su primer verano en Castué. Ese pueblo aragonés, perdido en medio del bosque, del que su mejor amiga Nora siempre la hablaba. Su primer encuentro con el calor seco, las risas a deshoras, los pies descalzos a orillas del río. Y con Juanjo. Juanjo no esperaba que alguien pudiera desordenarle así el verano. Martin tampoco sabía que en un pueblo tan pequeño podía encontrar tanto. Entre paseos por el río, tardes en la piscina y silencios que queman más que el sol, algo empieza a cambiar. Y aunque Castué no salga en los mapas, ese verano se va a quedar marcado para siempre.

¿Existe la amistad para toda la vida? Juanjo y Martin aún no conocían el significado de la palabra amistad cuando ya estaban sintiéndola en sus propias carnes gracias a sus respectivas madres. Sus vidas estuvieron ligadas en el primer instante en el que el pequeño Martin nació y sus manos nunca dejaron de estar entrelazadas desde ese momento. ¿Perdurará la amistad o los sentimientos entre ellos serán tan fuertes que el hilo rojo que sus madres crearon para ellos se romperá?