Luna no recuerda nada de su pasado, aún así, terribles pesadillas nocturnas la ayudan cada noche a hacerse una idea del infierno que dejó atrás. Alexander fue testigo de cómo alguien, al que se resiste a ver como humano, sesgó la vida de su padre durante una de sus expediciones rutinarias con su equipo de arqueólogos. Ambos, tachados de locos y despreciados por una sociedad a la que sienten que no pertenecen, se verán obligados a unir sus fuerzas para desvelar el misterio que les dejó sin infancia. Mientras tanto, en Bruma, una localidad aparentemente tranquila de la sierra madrileña, el cadáver de una chica en los baños de una sala de fiestas hace que un puñado de agentes de la Guardia Civil se vea inmerso en una serie de acontecimientos inauditos, que comenzaron poco después de la Segunda Guerra Mundial. La víctima es Iris Blake, la prima de Alex, una joven que aparentemente lo tiene todo...Incluyendo la posibilidad de tomar venganza de su propia muerte. Primera entrega de la trilogía Rassen, la cual incluye los dos primeros volúmenes.

La vida son un cúmulo de casualidades a las que buscamos una causa mientras esperamos una única certeza que no sabemos cuándo llegará. Con esa idea como referencia estas páginas no pueden sino hablar sobre de qué maneras las casualidades y las causalidades se complementan o chocan para crear el discurrir de las circunstancias. Qué lleva a un despido y qué lleva a aceptar un trabajo turbio tras ser despedido. Qué lleva a indagar en un misterio que nos piden ignorar. Qué hace que alguien muera; algunas veces incluso por error. Qué hace a un policía encontrar un culpable. Razones y albures; motivos y azares actúan de hilo conductor para transitar en una historia que viaja entre lo cotidiano y lo extraordinario, intentando, eso sí, no perder nunca la verosimilitud. Una trama que sin dejar de ser novela negra quiere coquetear fuera de las convenciones del género.