« Mi mente está cansada y rota... » Roma vivía con la cabeza sumergida en sus tareas buscando perfección constantemente. Oliver se esforzaba por relajarse y evitar problemas, sabiendo que tenía una tendencia a causarlos. Ambos se sienten perdidos, como si estuvieran simplemente sobreviviendo en lugar de vivir. Pero cuando coincidieron de esa manera tan peculiar en aquella fiesta de inicio de clases, algo cambió. Ya que, Oliver es el típico chico que Roma no soporta. Y Roma es la típica chica que Oliver trata de evitar. Quizás esa tensión entre ellos es lo que realmente los une. Después de todo, ¿no es el roce lo que a veces provoca la chispa?

«Siempre he estado en la línea donde el amor comienza, sin vivirlo ni rechazarlo, solo observándolo.» Alba siempre ha creído en el amor. No solo en el romántico, sino en cada forma en que se manifiesta: en la familia, en la amistad, en los pequeños gestos que lo hacen real. Siempre ha pensado que el amor está en todas partes, esperando a ser vivido. Pero entonces, ¿por qué nunca ha llegado a experimentarlo como lo había soñado? Nox, en cambio, dejó de creer en el amor hace tiempo. No es que no exista, simplemente no es para él. Prefiere relaciones fugaces, sin promesas ni expectativas. Entregarse a alguien es perderse, volverse débil, y él no está dispuesto a ceder ni un solo fragmento de sí mismo para ser vulnerable. Cuando sus caminos se cruzan, Alba tiene la extraña sensación de que, tal vez, ha encontrado a la persona con la que podría vivir lo que ha soñado durante tanto tiempo. Pero Nox, por su parte, se enfrenta a lo que más teme: dejar que alguien entre en su vida y descubra el caos que ha estado ocultando, desmoronando la fortaleza que ha construido alrededor de sí mismo. Porque cuando alguien que ha esperado el amor toda su vida se cruza con alguien que ha dejado de creer en él... ¿Quién será el primero en cruzar esa línea, el límite invisible donde el amor comienza?

«Tenía miedo de no ser lo que esperabas.» Rowan Harris y Owen Dixon han sido mejores amigos desde siempre. Se conocen con solo mirarse, se entienden sin hablar, y juran que lo suyo es solo eso: amistad. Nada más. Nada menos. Pero no es del todo cierto. Owen la ama desde antes de saber qué era el amor, y Rowan lo ha intentado ocultar por tanto tiempo que, si él no estuviera enamorado, ya se habría dado cuenta. Aún ninguno se atreve a decir lo que siente. Lo ocultan por miedo. Porque hablarlo significaría arriesgarlo todo. ¿Y si se confesaban y no funcionaba? ¿Y si se arruinaba la amistad más importante de sus vidas? No querían terminar como esos amigos que lo intentan y se pierden. Que cruzan esa línea y no saben cómo volver. Hasta que llegó la carta. Una confesión anónima lo cambió todo. Rowan no podía creerlo: alguien se había enamorado de ella con una intensidad que solo existía en los libros que leía, las películas que veía y las canciones que escuchaba. Alguien que planeaba revelarse en el baile de graduación. Faltaban dos meses para eso, y el mundo de Owen empezó a temblar. Porque la carta podía alejarla para siempre, y decir la verdad sobre lo que siente, destrozar lo único que tenían. ¿Y si, por proteger su amistad, terminan perdiéndola para siempre?