Un romance de niño grande.
He estado enamorado de Zee Pruk Panich desde la escuela secundaria, cuando me hice amigo de su hija. Ahora tengo veinte años y sigo suspirando por el multimillonario de las finanzas, cada centímetro grande y voluminoso de él. Para él, soy fruta prohibida. No es posible para un hombre de cuarenta años. Pero tengo un...