Te miraba, y no te dabas cuenta. Poco a poco, observándote con cautela, descubrí que estabas rota.
Y tú misma me afirmaste que ya no era posible repararte.
Él la observaba frío y distante.
Ella, era una muchacha trabajando en un café.
Todo era un perfecto cliché, hasta que ella derramó todo su café sobre él.