Soy una niña como cualquiera, apenas tengo nueve, no he conocido a alguien en quien pueda confiar aparte de mis padres y abuelos. Por falta de dinero llegué a este mundo a pasar necesidades, pero no quise conformarme. A pesar de los tropiezos me impuse a mi suerte. Al final descubrí que de donde vienes y cómo lo afirmes, es lo importante. Nací en Panamá y aprendí a hablar como panameña, pero también conozco la lengua culta, me gustan las cosas sencillas como el hermoso pueblo donde pasaba mis veranos cuando aún vivían mis abuelos. Mi historia comienza en Río Congo con la hermosa compañía de mis memorias infantiles y termina...