MinnieKimBang
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Nadie se atrevía a nombrarlo.
Nadie hablaba ya del hijo mayor de la familia Bang.
El castillo en la cima de la colina se cubría de espinas cada invierno, como si la tierra misma intentara ocultar la vergüenza que allí vivía. Se decía que un Alfa habitaba sus ruinas... o algo peor: una criatura deformada por su propio odio.
Y, en parte, era cierto.
Bang Chan solía ser el Alfa más codiciado del reino de Velaris. Poderoso, noble, destinado a heredar el consejo real. Pero también era arrogante, impetuoso y cruel con los que consideraba inferiores. Omega, Beta o sirviente, para él todo era descartable si no le ofrecía utilidad.
Hasta que una noche de invierno, una anciana se presentó ante sus puertas.
Cubierta por la nieve, le suplicó refugio.
-No acepto piedad de débiles -gruñó Chan desde lo alto de la escalera de mármol, sin dignarse a bajar-. Que el bosque te trague.
La mujer levantó el rostro. Sus ojos no eran los de una anciana.
No... eran dorados, brillantes. Mágicos.
-Te daré lo que mereces, Bang Chan. Hasta que aprendas a amar y a dejarte amar sin orgullo.
Y si no lo haces antes de que la última hoja de esta rosa caiga... quedarás así para siempre.
La flor apareció en su mano. Roja como la sangre. Viva. Y con cada espina parecía gritar.
El hechizo lo desgarró. Su lomo se ensanchó. Garras, colmillos, piel partida en cicatrices. El Alfa perfecto quedó convertido en una bestia. Y no solo él: todo el castillo cambió. Sirvientes condenados a una existencia entre lo humano y lo inerte. Libros que lloraban tinta. Espinas que crecían de los muros.
El mundo lo olvidó. Y Chan dejó de contarse los días.
𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 100%𝑚𝑖𝑎
𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑠 𝑠𝑎𝑐𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑙𝑜𝑐𝑎 𝑖𝑚𝑎𝑔𝑖𝑛𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛, 𝑛𝑜 𝑏𝑢𝑠𝑐𝑜́ 𝑑𝑎𝑛̃𝑎𝑟 𝑙𝑎 𝑖𝑚𝑎𝑔𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝐼𝑑𝑜𝑙𝑠.
𝐶ℎ𝑎