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La República de Nueva Esperanza.
Un paraíso entre los paraísos. Un archipiélago enclavado en el sur caribeño al norte de Panamá.
Las potencias mundiales saliban por obtener un jugoso pedazo de lo que este grupo de peñascos puede ofrecer.
Los chinos, coreanos y Japoneses quieren sus microprocesadores y avances tecnológicos.
Los indios su tecnología de aire acondicionado.
Los africanos sus industrias alimenticias.
Los sudamericanos su estabilidad y seguridad interna.
Los europeos ven su seguridad energética.
Y, según comentaristas Yanquis, las isla requieren de mucha libertad y democracia. Cosa que ha sido garantizada por el presidente.
Oh, y Oriente medio continúa pidiendo que se reduzca la exportación de petróleo.
El programa de seguridad nuclear de la República garantiza la electricidad de todo el archipiélago, y, que Pekin, Moscú y Washington D.C rompan el récord de temperatura más alta registrada que establecieron los japoneses en 1945. Sólo si ellos lo piden.
La Gran nación caribeña se presenta como un protector del caribe y neutral en el campo político mundial, aunque no pacifista.
La seguridad interna está garantizada, que no te observen en el baño va por separado.
Misteriosamente, un día, este tiburón caribeño desaparece, literalmente. El lugar donde antes estaban sus islas ahora sólo hay agua.
Más misteriosamente los turistas Esperanzinos en el mundo han desaparecido como por arte de combustión espontánea y millones de turistas del mundo que se creían estaban en Nueva Esperanza han aparecido en sus casas.
Europa ve su seguridad energética desaparecer, a la vez que los Latinoamericanos se resignan con frases de "lo bueno nunca dura".
Y Oriente Medio celebra a la par que suben el precio del crudo.
Mientras tanto, en otro plano, otra dimensión, un grupo de peñascos densamente poblados ha aparecido en mitad del océano, y extraños cristales han empezado a aparecer en todo su territorio.