EnanadeLali
Desde el momento en que Mike vio a Lizzy, todo en su mundo cambió. Hasta entonces, su vida había sido una mezcla de monotonía y sombras, llena de responsabilidades y secretos que lo mantenían al borde del agotamiento. Pero conocerla fue como descubrir una luz inesperada, una calidez que hacía tiempo había olvidado. Abby había sido quien la trajo a su vida, casi como un ángel que aparecía justo cuando más lo necesitaba.
Lizzy, con su risa contagiosa y esa sonrisa sincera que parecía iluminar cada rincón de cualquier lugar en el que estuviera, le devolvía la esperanza. Era imposible no sentirse atraído por su dulzura natural, por la manera en que conectaba con Abby, y cómo, sin esfuerzo, parecía comprender a todos a su alrededor. Ella era todo lo que Mike nunca pensó que merecía, pero también todo lo que no podía dejar de desear.
Cuando la veía jugar con Abby, tan atenta, protectora y cariñosa, su corazón latía más rápido de lo que podía controlar. Y aunque nunca había creído en los milagros, algo en Lizzy le hacía pensar que tal vez el amor sí existía para alguien como él, alguien que había pasado tanto tiempo encerrado en sus propios demonios. Pero Lizzy lo hacía sentir como si, con un solo toque, pudiera llevarlo al paraíso. Cada vez que estaba cerca de ella, cada palabra, cada mirada, lo hacía sentir que había estado "encerrado fuera del cielo" durante demasiado tiempo, hasta que ella apareció.
Lizzy, por su parte, no era ajena a los sentimientos que había empezado a desarrollar por Mike. Lejos de los animatrónicos, del misterio que rodeaba su vida y el trabajo en el restaurante, Mike le mostraba una vulnerabilidad que nadie más veía. Y eso la conmovía profundamente. Sabía que detrás de su fachada fuerte y algo distante, él guardaba mucho más de lo que estaba dispuesto a compartir. Pero Lizzy no necesitaba que lo dijera. Ella lo veía. Lo entendía.