En el corazón abrasado de Sevilla, el centro de menores Santa Ana se convierte en refugio y prisión para dos almas marcadas por destinos opuestos. Markel, un muchacho de mirada dura y silencios cargados, ha crecido bajo la influencia de un sacerdote carismático y temido, que bajo su sotana esconde un vínculo con una orden secreta heredera de los antiguos caballeros templarios. Alma, en cambio, es luz: una joven que, a pesar del abandono y la soledad, conserva la pureza de quien aún cree en el bien. Ambos llegan al centro arrastrando heridas invisibles, sin saber que en ese lugar donde tantos sueños se marchitan, nacerá algo imposible: un amor silencioso, prohibido, que desafía las cicatrices del pasado. Con los años, sus caminos se entrelazan en una relación construida en el lenguaje oculto de las miradas, de las noches compartidas en secreto y de una ternura que intenta florecer en terreno árido. Pero Markel, convencido de que su vida está demasiado manchada por la oscuridad, se aleja. Cree que el amor es un lujo que no puede permitirse. Mucho menos con ella. Cuando por fin abandonan Santa Ana, el mundo exterior se encarga de separarlos. El recuerdo del otro los acompaña como una herida que no cierra. Hasta que un reencuentro inesperado, ya en la adultez, los lanza a una espiral de misterio y revelaciones: una joya perdida relacionada con el Santo Grial, obras de arte que esconden secretos sagrados y una red de poder tejida por siglos de fanatismo y sangre. En medio de traiciones, verdades enterradas y un enemigo que nunca dejó de observarlos, Markel y Alma deberán enfrentarse no solo al pasado que los marcó, sino al peligro de una conspiración que los supera. Entre el amor y la oscuridad, entre la fe y la mentira, solo sus decisiones podrán salvarlos... o condenarlos para siempre.

PRIMER Y SEGUNDO LIBRO [Primer y segundo libro ¡publicados en papel! Esta es solamente la primera versión de ambas historias] Para Jenna Brown, su primer año en la Universidad suponía alejarse de su familia y sus amigos y enfrentarse al mundo por primera vez en su vida. Su novio le había dejado claras sus intenciones: a partir de ese momento, tenían una relación a distancia y abierta. Ambos podían hacer lo que quisieran porque sabían que se querían el uno al otro. Así que no pasaba nada si no dejaba de acercarse al mejor amigo del novio de su compañera de habitación, ¿no? De todos modos, ¿qué importaba si estaba con él en ausencia de su novio? Todo volvería a la normalidad en diciembre. ¿Cambiaría algo? Tenía hasta entonces para descubrirlo.