Mi odiado alfa
Nuestros cuerpos se amaban, aunque nosotros nos odiáramos. Nos encontrábamos todas las semanas, pero casi nunca intercambiábamos palabra. Ambos sabíamos para lo que estábamos allí, y como si fuera una especie de ritual, pasábamos en silencio a la habitación, nos desnudábamos a nosotros mismos para evitar más contacto...