Nico tiene trece años y un diario. En él escribe lo que no se atreve a decir en voz alta. Cosas como que hay niños que desaparecen sin que nadie los extrañe. Vive en un lugar donde cada segundo está controlado: despertar, comer, actividades... silencio. Pero detrás de esa rutina perfecta, algo está terriblemente mal. Hay pasillos que un día están y al siguiente desaparecen. Dibujos que sangran. Adultos que lo llaman con otro nombre. Si olvida todo, nadie podrá salvarlo. Pero si recuerda... quizá no sobreviva. Querido diario - No estás leyendo una historia. Estás leyendo su única oportunidad de escapar.

Tyler, un alumno recién transferido, se interesa en su compañero Alexander, un joven de 20 años con una vida solitaria. Tyler intentaba en repetidas ocasiones hacer sonreír al menos un poco a Alexander. Y este, abrumado por la insistencia de Tyler, termino cediendo. Pero una discusión los llevó a su separación, sus constantes discusiones y peleas hacían pensar a todos que jamás se volverían a llevar bien. Sin embargo ellos en realidad tenían mucho en común. Tanto Alexander como Tyler luchaban contra sus propios demonios personales, y encontraron consuelo en el hecho de que podían relacionarse el uno con el otro. A pesar de esta conexión, ambos eran demasiado testarudos para admitir que estaban empezando a interesarse el uno por el otro. Un día, Alexander y Tyler se encontraron en una discusión que terminó en un beso. Ambos, sorprendidos por sus actos, intentaron olvidarlo como un error, pero en el fondo sabían que había algo más entre ellos.