Lunneri
Xie Wan era una leyenda.
Nacida en la mansión de un general, desde muy joven demostró gran destreza tanto en las artes literarias como en las marciales. A pesar de ser mujer, su único sueño era ir algún día al campo de batalla para proteger su hogar y su país.
Pero con un solo decreto imperial, fue convocada al palacio para casarse con la emperatriz y convertirse en consorte imperial.
Cuatro años más tarde, la emperatriz falleció.
Cuando las fuerzas enemigas invadieron, Xie Wan se puso la armadura y entró en batalla. Cuando los traicioneros funcionarios conspiraron para rebelarse, Xie Wan tomó el poder y los ejecutó.
Todos pensaban que Xie Wan se convertiría en la nueva emperatriz, pero hasta su muerte, nunca buscó el trono.
Con respecto a esto, Xie Wan solo quería decir: Ser emperatriz es realmente agotador...
Quién hubiera pensado, después de renacer...
Se convirtió en emperatriz.
Así es, renació como emperatriz, esa emperatriz enfermiza.
Xie Wan: Esto es terrible, no me quedan muchos años de vida.
La funcionaria encargada de las placas con los nombres llegó tarde...
«Su Majestad, hoy es el día en que la consorte Wan entra en el palacio. ¿Le gustaría ir a verla?».
El cuerpo de Xie Wan se tensó, incrédulo: «¿Quién?».
«Su Majestad, es la consorte Wan. La hija mayor legítima de la familia del general Xie, Xie Wan», dijo la funcionaria con respeto.
Xie Wan: ???
Renacida una vez, se convirtió en emperatriz y se casó consigo misma.
Y era nada menos que su yo de dieciséis años.
Xie Wan, de dieciséis años, comprendió por primera vez el significado del resentimiento.
Le encantaba empuñar espadas y lanzas, le encantaba liderar tropas en la batalla; incluso sus sueños nocturnos eran sobre sí misma como una joven general.
¡Maldita emperatriz!
-Ejem... Consorte Wan, parece que quiere comerme -Xie Wan tosió dos veces.
«Quizás sea porque Su Majestad parece deliciosa», dijo Xie Wan, de dieciséis años, ent