Jinxsolver001
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⚠️ Advertencia de contenido ⚠️
Esta historia contiene temas sensibles como el suicidio, el abuso y el trauma. No busca romantizar ni incentivar estas experiencias. Si eres sensible a estos temas, te pido que no la leas. Esta obra está escrita con respeto hacia quienes han atravesado situaciones similares.
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"Me quiero morir."
Eso fue lo único que Uzi pudo decir.
Desde que nació, el mundo pareció decidir que no merecía amor. Su madre murió trayéndola al mundo, y su padre... simplemente desapareció.
La infancia de Uzi fue un infierno disfrazado de orfanato. Allí aprendió que los monstruos no siempre tienen colmillos; a veces usan uniforme y sonríen.
Violada. Golpeada. Traicionada. Olvidada.
Creció intentando reconstruirse, aunque solo fueran pedazos rotos sostenidos con dolor.
Quiso seguir adelante, pero el mundo le mostró que no había escape. La historia se repetía como una maldición: nuevamente abusada, nuevamente ignorada, nuevamente destruida. Ni siquiera en los estudios encontraba refugio. Cada rincón de su vida era un recordatorio de que estaba rota.
Y entonces decidió terminarlo. No por cobardía. No por miedo.
Por paz. Quería quitarse la vida.
Pero ni siquiera eso le permitieron. Siempre alguien interrumpía.
Siempre alguien estorbaba su momento final. Era como si el universo, cruel como siempre, se negara a dejarla ir.
Hasta que ÉL apareció. La Muerte en persona.
Pero tenía nombre.
N.
No era un monstruo. No era un salvador. Era algo distinto.
Y con voz serena, le dijo:
"Aún no es tu hora."
Uzi, con el alma hecha cenizas, le rogó que se la llevara. Que terminara con todo.
Pero N le ofreció un trato:
Él recortaría parte de su propia eternidad...
A cambio de que ella viviera.
Pero no solo viviera.
Disfrutara de la vida que siempre le negaron.
Y la flor morada marchita, pero aún viva, aceptó. Porque por primera vez,
alguien eligió salvarla.