Czarny-Koatl
Dentro de la casa, el problema práctico surgió rápido.
-Vale... -dijo Stiles, rascándose la nuca-. Aquí está el dilema. Solo hay dos habitaciones: la de mi papá y la mía.
Draco lo miró, como si aquello no representara obstáculo alguno.
-Entonces compartiremos.
Stiles casi se atraganta.
-¿Qué? ¿Compartir... mi habitación?
-No veo otra opción. -Draco sacó su varita con gesto elegante-. Además, no será incómodo. Mira.
Con un chasquido, un pequeño elfo doméstico apareció junto a ella. Era de piel clara, orejas largas y ojos enormes que brillaban en la penumbra.
-¡Señorita Draco! -dijo inclinándose-. ¿Qué ordena?
-Una cama extra, y divide la habitación en dos espacios privados -ordenó con calma.
El elfo chasqueó los dedos y, en un segundo, la magia transformó la estancia. Una segunda cama apareció al lado de la de Stiles, con un biombo de madera y tela elegante separando ambas áreas.
Stiles miraba boquiabierto.
-Oh, Dios... esto es... esto es... ¡magia !
Draco sonrió con un orgullo apenas disimulado.
-Un toque de civilización en medio de tu... ¿cómo lo llamas? ¿"Estilo caótico"?
Stiles aún no podía creerlo.
-¿Y el elfo? ¿Quién... qué...? era eso
-Mi sirviente. -respondió ella con frialdad-. Él se encargará de lo necesario.
El chico pasó una mano por el cabello, todavía procesando.
-Vale, vale... está bien. Supongo que compartir no será tan terrible. Pero... -se giró hacia ella, más serio- dijiste que haríamos ese ritual.