Régalame tu sonrisa.
Quise quererte, amarte, pensarte y devorar tu rostro con la mirada, deseosa de que algún tú me hicieras lo mismo. Olvidé tus últimas palabras, y me acerqué a ti, sin defensa ni armas, con mi corazón en tus manos. Sin tocarte, silenciosa, mientras te miraba con ganas de abrazarte. Vivías ajeno a todo, a mis súplicas...