EnanadeLali
En el implacable y peligroso mundo de Alice in Borderland, la supervivencia es lo único que importa. El juego, cruel y sin piedad, obliga a sus participantes a enfrentarse a desafíos mortales, donde las cartas no solo son el medio para avanzar, sino también el reflejo de la lucha por la vida y la muerte. Cada carta ganada simboliza una victoria en este mundo distorsionado, un paso más hacia la libertad o la perdición.
Pero en medio de este caos, algo inusitado ha comenzado a florecer entre los jugadores. Algo que no encaja en las reglas de Borderland. Los corazones, heridos y temerosos, han encontrado refugio en algo más allá de la lucha constante: el amor. Un amor que nace de las miradas furtivas, de los gestos de cuidado, de las promesas no dichas. Un amor que, aunque nacido en el más sombrío de los lugares, ha logrado alcanzar una profundidad inesperada.
Y así, en lugar de simplemente enfrentarse a cartas de juego, algunos jugadores han comenzado a escribir cartas de corazón. Cartas que no son meros papeles que se entregan como parte del juego, sino cartas llenas de emociones profundas, palabras sinceras que revelan sus sentimientos más ocultos. Cada una de estas cartas es un suspiro de vulnerabilidad, una confesión de deseo y afecto que se derrama en cada trazo de tinta.
Chishiya, con su mirada fría y su actitud calculadora, escribe para alguien que lo hace sentir algo que pensaba imposible. Arisu, el líder aparentemente indestructible, encuentra en su pluma una forma de decir lo que su corazón calla. Niragi, con su pasión incontrolable y su ego herido, no sabe cómo expresar lo que realmente siente, pero lo hace a través de sus palabras. Y Kuina, que lucha tanto contra su propia vulnerabilidad, deja que sus sentimientos se desborden en una carta que es todo lo que su corazón guarda en silencio.