Él la tomó por venganza. Ella lo enfrentó por instinto. Pero ninguno estaba preparado para lo que vendría después. Arthur Black no olvida. No perdona. Y cuando Helena Davies lo traicionó, no fue su vida la que destruyó fue la de su hija. Antonella cayó en sus manos como parte de un juego retorcido, una pieza en su ajedrez de odio y poder. Pero lo que Arthur no imaginó fue que esa chica, a la que creyó débil e ingenua, estaba hecha de fuego. Ella no lloró. No suplicó. Lo miró directo a los ojos y le respondió con desafío. Dispuesto a doblegarla, la encerró en su mundo de oscuridad, disciplina y control. Le enseñó a disparar, a pelear, a callar. Quería moldearla a su antojo. Hacerla suya. Su arma. Su posesión. Pero con cada orden que imponía, Antonella se volvía más peligrosa, más fuerte más irresistible. Y sin darse cuenta, el cazador comenzó a caer en su propia trampa. Entre entrenamientos, castigos, silencios y confesiones rotas, nace un vínculo prohibido. Intenso. Salvaje. Uno donde el pasado los une y el deseo los consume. Porque en esta historia, la venganza tiene nombre, la obediencia se aprende con dolor y el amor se arranca con sangre.

Vampiros. Esa palabra tan conocida... con un significado tan misterioso. Vee odia a los vampiros. Los odia. Tiene pesadillas con ellos, sueña que la atrapan y se la llevan, que la arrastran a la oscuridad... Los odia. Y tener que ir a una ciudad llena de ellos para resolver un misterio... no, no es su plan ideal.

Heather está huyendo. Lo que menos esperaba encontrar en Los Ángeles eran más problemas, mucho menos salvar la vida de un intimidante hombre de apariencia salvaje y peligrosa. Mick es el presidente del Rebels MC. Su vida empieza y termina en el club. Él hará hasta lo imposible por el bienestar de sus hermanos. Pero debido a un incidente, también deberá proteger dos vidas adicionales. Dos mundos totalmente diferentes. Encontrarse no estaba en los planes de ninguno. El peligro los mantendrá unidos. Pero ¿qué sucederá cuando sentimientos nuevos también empiecen a hacerlo? La ley de la atracción dice que los opuestos se atraen. Y esta no sería la excepción. [Créditos por la maravillosa portada para @Lady_espinoza y @Editorial_Submarino]

Y todo por unas cerezas... La rivalidad entre esas dos familias había llegado muy lejos y era hora de que acabase. Cuando el hermano de Olivia murió en el hospital, luego de resultar gravemente herido en una pelea con el menor de los Johnson, decidió que era hora de hacerse cargo de la situación y terminar con esa enemistad de una vez y para siempre. Liv había leído demasiados romances medievales y estaba segura de tener la solución perfecta -aunque eso significase sacrificar su propia libertad- Sí, ella estaba dispuesta a contraer matrimonio con uno de los hijos del eterno enemigo de su padre, tal y como las hijas del jefe del clan lo hacían en sus novelas. Pero había un pequeño detalle que podía convertirse en un gran problema: ¿Cómo iba a convencer a James Johnson de que su propuesta era la única salida a todo aquello? Conocé a los Capuleto y los Montesco del siglo XXI.