Una sola palabra. Siete letras. DESTINO.
Ese que a veces es jodido, y para ellos siempre lo fue.
Se amaran o se odiaran, no importaba.
Ya estaban marcados.
Ya estaban DESTINADOS.
Ellos son como el agua y el aceite. Ella, una cheta acostumbrada a lo mejor. Él, un turro del barrio con más chamuyo que vergüenza. Cuando sus caminos se cruzan en River, el choque es inevitable.
Nos metimos tan hondo, que ni el infierno se animó a echarnos.
-Nos van a matar, Enzo...
-Entonces que nos maten, pero con vos al lado, no me arrepiento de nada.
Nada bueno puede salir de un error.
Candela siempre supo cómo moverse en ese mundo de fiestas privadas y secretos bien guardados. Enzo nunca había sido parte de eso... hasta que lo fue. Una noche, una mala decisión y un deseo que no deberían haber sentido. Lo que empezó como un simple escape terminó siendo mucho más. Demasiado.
Porque hay líneas que no se pueden cruzar sin consecuencias. Y ellos acaban de pasarse de largo.