Catalina siempre confió en que el baile y la música la mantendrían a salvo del mundo. Guido creyó que los escenarios y la adrenalina eran todo lo que necesitaba para vivir. Pero el destino los cruzó. Desde entonces, nada volvió a ser igual: Lo que empezó como una chispa se convirtió en un incendio capaz de iluminar... o de arrasar con todo lo que aman.

Acostumbrados a vivir perdiendo, ahora Tali y Guido tienen que enfrentarse a la prueba más difícil: la revancha. La vida les fue sacando pedazos, recordándoles que a veces uno tiene que aprender a vivir roto sin intentar rearmarse. Ahora tienen la oportunidad de escribir el final que merecen, de dejar asentado con letras doradas que, pese a que los quieran ver apagados, siempre van vivir ardiendo. Ya demostraron que pueden reinventarse, que el amor es el hilo conector de todas sus partes inconclusas. Una ruta sin final los lleva a la eternidad.

Justina Marchesi siempre creyó tener su vida bajo control: estudios, trabajo, familia y hasta un toque de independencia. Pero todo cambia cuando Guido Sardelli entra en su mundo. Miradas que la desarman, sonrisas que la confunden y emociones que no puede controlar la arrastran a un torbellino que nunca imaginó. Con Guido, nada es normal... y quizás, lo que parecía imposible, termine siendo lo que más desea.

Un cargador, un museo y una casualidad. Alba jamás imaginó que prestarle un cargador a Guido Sardelli podía convertirse en el inicio de una historia que cambiaría todo.

Una noche, un bar rockero, y un cruce de miradas que lo cambia todo. Sofía no cree en las casualidades... hasta que una noche aparece el con un whisky en la mano y respuestas que no pidió. Con este fanfic no trato de faltarle el respeto a nadie ni nada por el estilo, es solo un poco de diversión y con el fin de entretener. Si algo molesta, rapidamente sera borrado!

Emilia tenía una vida común: trabajo, amigas, deudas y un par de fantasías para sobrevivir a la rutina. Una de ellas: Guido Sardelli. Lo que nunca imaginó fue que, una noche cualquiera, lo tendría frente a frente en un bar... y que él le pediría su número. Entre audios, citas improvisadas y un juego de miradas que siempre promete más de lo que dice, Emi y Guido empiezan a cruzar esa línea peligrosa entre la fantasía y la realidad. Pero enamorarse de un rockero no es tan simple como en las canciones: hay silencios que pesan, mensajes que no llegan y encuentros que cambian las reglas. ¿Hasta dónde se puede jugar sin perder? Y, sobre todo... ¿qué pasa cuando el sueño se vuelve real?

Nunca pensé que una mirada pudiera quemarme más que un adiós, lo conocí cuando no buscaba nada y terminé encontrándome a mí misma en medio del desastre que era su vida. Guido no era el tipo de hombre que se enamoraba y yo no era la clase de chica que se dejaba arrastrar, pero en silencio, sin darnos cuenta, empezamos a leernos los pensamientos. Esta no es una historia de amor, es una historia de lo que pasa cuando dos almas se encuentran en el momento más confuso de sus vidas.

Yo solo iba a cuidar a un nene. A jugar a los autitos, a hacer la tarea, a calentar la cena y volver a casa. Nada más. Pero entonces apareció él. Con sus brazos fuertes, sus rulos despeinados y esa forma de hablarme como si supiera algo de mí que ni yo sabía. No era parte del plan. Pero hay miradas que abren puertas y silencios donde todo se prende fuego.

porque claramente enamorarse no era parte del plan.

A Guido nunca le gustó el café. O al menos, eso pensaba... Hasta que la conoció y probó el que ella le preparó... y por primera vez en mucho tiempo, comenzó a dudar de todo lo que creía saber. ___