Juanjo y Martin son heteros, pero... ¿Quien puede negarse al placer?

Martin había cumplido su sueño, ahora intenta descubrir si le hace feliz. Juanjo lucha por conseguir conseguir dedicarse a lo que le hace feliz, ahora esta descubriendo todo lo que le ofrece el camino. Ambos coinciden en una parada que inevitablemente lo cambiará todo.

En un mundo en el que todo es blanco y negro hasta que tocas a tu alma gemela, Juanjo se despierta viendo todo a color. ¿El problema? No recuerda quien le tiñó el mundo de colores.

Después de perderlo todo, de que cada día pueda ser el último y en el que cada noche deja de significar descanso lo único que importa es poder mirar sus ojos una vez más, recibir otro beso y asegurarse de no quedarse el uno sin el otro. Donde en un mundo apocalíptico Juanjo y Martin se prometen estar juntos hasta el momento en que dejen de respirar, lo harán juntos y morirán pensando en la mirada que comparten cada noche antes de ir a dormir. Y lo cumplen.

Esa noche de diciembre debería estar llena de felicidad, besos y orgasmos. Sin embargo, él se encontraba llorando a pocos metros del amor de su vida, observando la alianza en su dedo anular que escondía una promesa que estaba dispuesto a cumplir aunque eso le costara un millón de lágrimas.

Cuando Juanjo cedió ante las insistencias de su mejor amigo para descargarse una aplicación de citas, no podía imaginarse que aquello fuera a dar un vuelco a su vida. Él ni siquiera estaba buscando algo serio, demasiado enfocado en su carrera universitaria y en su pasión por la música. Algo rápido para quitarse de encima un poco de estrés y conseguir callar al pesado de su amigo era más que suficiente. Lo último que esperaba encontrarse era a una persona que había utilizado para su perfil la foto de Martin Urrutia, uno de sus cantantes favoritos. Menudo friki tenía que ser para hacerse pasar por un famoso solo para ligar. Desde luego, él jamás caería en una trampa así.

Juanjo ha pasado todos los veranos de su vida en el mismo sitio, un pueblo pequeño, sin nada que hacer y lleno de gente mayor. Sería fácil quejarse del aburrimiento o de la falta de gente de su edad, podría decir que preferiría quedarse con sus amigos en la ciudad, pero mentiría, porque en el pueblo está él, Martin. Martin ha vivido toda su vida en el pueblo, disfruta de la tranquilidad y tiene ahí su grupo de amigos, pero en verano, cuando todos menos él se van de vacaciones con sus familias, solo le queda él, el chico que viene cada verano de fuera, Juanjo. Juanjo y Martin han pasado todos los veranos de su vida juntos, hasta que Juanjo cumplió 18 años y nunca volvió, sin motivo. Ahora, a los 25, se ve obligado a volver cuando sus padres deciden vender la casa, lo que no esperaba es que Martin siguiera viviendo allí. Deberán pasar un último verano juntos. O tal vez el primero de muchos.

Juanjo llega a la arrolladora vida de la capital en su primer año de residencia como pediatra. Dejar su vida tranquila en el pueblo y zambullirse en el mundo hospitalario va a ser todo un reto para él pero... ¿será por el ámbito sanitario o por la característica forma de vida que llevan sus compañeros residentes?

Juanjo aceptó aquel puesto solo por el dinero. Ahora tendría que pasarse todo lo que quedaba de verano en aquella casa, trabajando como cocinero para una familia que no era la suya, alejado de todas las cosas que una vez había creído conocer. A lo último que había esperado tener que hacerle frente durante aquellos meses fue al chico que se colaba en su cocina cada noche. Lo maleducado que era lo descubrió poco después.