Cicatriz sabor café.
Todos los días, él venia a la misma hora, solo para ordenar una taza caliente de café y un pastel de amargo chocolate. La misma hora, la misma rutina, pero aún con todo lo rancio de mi vida, me gustaría poder probar algún día, la dulzura de sus ojos lira. Lástima que sus suspiros no son más que el delirio de una ilus...