el_weon_de_la_tasa
<<Yo estuve ahí, cuando Eris-sama murió>>
La imagen me golpeó con la fuerza de un martillo. Eris-sama, mi amiga, la única deidad que me importaba, la heroína que velaba por este mundo... estaba desintegrándose en vida. Tirada en el suelo, su respiración era un estertor siseante, un suplicio que me desgarró por dentro. Sus ojos, ahora pus, clamaban por un final que yo era incapaz de darle.
Lleno de una ira impotente, desvié la mirada de ella hacia el culpable. El hedor a podredumbre se intensificó al posar mis ojos en él: el ser demoníaco y obeso, el mismo que empuñaba su hacha y reía. Podía sentir el gozo enfermizo que emanaba de su asquerosa presencia, la perversa satisfacción por el sufrimiento que le había infligido.
Mi garganta se secó. Un escalofrío de realidad me recorrió la espalda. Si una diosa, con toda su fuerza y santidad, no pudo detener a esta cosa, ¿qué esperanza tenía yo? ¿Qué demonios podría hacer un simple mortal como yo?
Un simple mortal. Un asqueroso y cobarde hikikomori reencarnado.
Era hora de descubrirlo.