Jessica Robinson es una joven de 16 años. Junto a su madre, buscara un nuevo comienzo en Wisconsin. Esta esta huyendo de un pasado. Un pasado que la ha hecho mas fuerte. Jessica no es como las demás, esta es una chica que ha creado en su corazón una armadura. Una armadura impenetrable ¿Que pasa cuando conoce al guapo y egocéntrico Aiden Thompson? ¿Lograra romper esa armadura? Jessica: Mi nuevo comienzo se ve afectado por Aiden Thompson, un chico superficial y con un ego mas grande que su casa, la cual es gigantesca. Esta mas que loco si piensa que caeré en sus encantos. Soy una chica de carácter fuerte y jamas me enamoraría de Mi Inepto Vecino. *** Soy Aiden Thompson, un guapo e irresistible chico de 17 años. Ninguna chica se resiste a mis encantos y Jessica Robinson, no sera la excepción..

¿Qué pasa cuando una chica que nunca se mete en problemas y cree que enamorarse de un playboy es estúpido, tiene como niñero al playboy de la escuela? Supongo que nada bueno.

Por primera vez mire a víctor en los ojos y el me miraba a mi, notaba algo extraño en su mirada, nadie me había mirado así (NADIE). Seguí mirando aquel hombre mi prometido, observe cada centímetro de él hasta que mis ojos pararon en un punto especifico, tenia un bulto entre sus piernas. Sonara algo increíble pero jamás había visto un hombre así , ósea tan alegre por mi. Supongo que debe de ser por mí porque dudo que las plantas del jardín le provocaran eso. ¿O si? No sabia como era este hombre, no sabía sus gustos, ¿Podía ser posible? (Reí para mi adentro) espero que no. Sin darme cuenta me había quedado como algunos cinco minutos observando aquello mientras mojaba mis labios. -Vanessa ¿Te gusta lo que ves?- Dijo mi prometido Chicharosss se a dado cuento que le estoy mirando eso, ¿que hago? ¿Que hago? ¿Que digo? -Si, la noche esta hermosa víctor.- Dije -¿Quieres tocarlo?-Me dijo mi prometido-descaradamente ¿Que, es lo que ese hombre a dicho? que si quiero ¿tocar que? su paquete.

-¿Qué quieres de mi Eric? Te lo he dado todo-le grité fríamente y sin mirarlo, ni girarme- Me he entregado a ti, te he dado mi tiempo ,mi alegría, mis risas, mis llantos, mis sueños e incluso mis secretos-sentía un gran nudo en mi garganta que apenas me dejaba respirar-Ya no tengo nada más, déjame en paz-le pedí llevando mis manos a mi cabeza. Él se acercó a mí, no retrocedí, pero tampoco lo miré. -Ma belle yo...-dudaba, se pasó la mano por el pelo nervioso, como si se lo estuviera peinando aunque como siempre, lo único que consiguió fue alborotarlo más. -¿Qué más quieres?-susurré atorada por mis propios sentimientos. -Quiero darte un beso.

La vida de Dominic Armstrong siempre había sido un tormento. Durante su infancia y adolescencia tuvo muy mala relación con su padre, presenciaba la violencia con frecuencia a causa de su alcoholismo. Regresaba a casa ebrio y lleno de ira, comenzaba a golpear a su esposa sin razón alguna. Dominic intentaba apartarlo y atacarlo de la misma manera, pero su fuerza no era suficiente para detenerlo. Ahora con sus veintiún años de edad, seguía atormentándose por lo ocurrido. Se sentía responsable de que su madre estuviera muerta, si tan sólo hubiera llegado a tiempo ese día... Todo parecía estar perdido. Sin sentido. Sin motivación para seguir. Las únicas sensaciones que estaban en su mente era la injusticia, odio y desprecio hacia la vida. Sin embargo, esta serie de palabras se opacaron cuando se cruzó con una chica en una situación, aparentemente, insignificante. O al menos eso parecía.