Perdido
-¿esto es enserio?- le pregunto. Sintió un ardor insoportable en sus muñecas, sus ojos aunque nublados por el dolor y las lagrimas distinguieron las esposas que se guardaban para gente como el. Personas que no debían de nacer. -llévenlo a los calabozos- Arturo no le dirigió la mirada al momento de pronunciar aquellas...