Mividaenpalabras
Me centro tanto en adivinar que forma
tiene esa nube que por un momento se me olvida que estoy compitiendo
y que tengo a mi lado al chico perfecto. A mi chico perfecto.
Sentados en la orilla del mar hemos
empezado a jugar al típico juego de imaginar una forma coherente
para cada nube que pasa. Cada vez que gano yo el me tiene que
sorprender con un beso inesperado y las veces que gana él, soy yo la
que le obsequia de esa manera.
Hace un día de película, un día muy
soleado, casi caluroso, pero con esa brisa de aire fresco que
mantiene el clima en su grado perfecto.
La playa está sola, es nuestra.
Intento buscar algo parecido a esa
nube, pero es tan abstracta que nada se asemeja a ella. Mientras él,
mi chico perfecto juguetea con mi pelo, le encuentro parecido con un
avión, el avión que dentro de dos meses nos llevará a los dos a
pasar unos días en la ciudad del amor, París.
Suena bonito y emocionante eso de él y
yo en París, solos. Sin nadie que nos controle.
Perdernos en esa maravillosa capital e
ir agarrados de la mano enseñando nuestro amor al mundo.
Una vez más se me olvida que no tengo
a mi lado al chico perfecto. Se me olvida que soñar e imaginar mi
vida perfecta me está suponiendo una pérdida de tiempo increíble.