Un intruso llegó a mi vida causando problemas y despertando emociones. Por un momento pensé que tener a un chico sexy en casa sería una buena historia para contar, pero eso fue antes de que me diera cuenta de su actitud arrogante. Su prepotencia se notó desde que llegó, y sabía que no estaba de acuerdo de quedarse en éste lugar. La misma noche en que llegaron, le dije a mamá que me incomodaba su presencia. Me inspiraba desconfianza. Ella claramente ignoró mis quejas, mi padre también fue indiferente con mis comentarios.

Sentía que ella era una pieza de puzzle que nadie necesitaba, que era rara. Sentía que nadie la quería. Sabía que había alguien que también lo estaba pasando mal e incluso peor pero como dijo él: Al fin y al cabo, el dolor es dolor. Ella solo necesitaba que alguien le ayudara a salir de un hoyo que cada día se hundía más, ella sólo necesitaba dejar de fingir su sonrisa.