Una fiesta. Cuatro copas de más y una conversación diferente. Un chico. Pero Juanjo, solo fue capaz de recordar una sola cosa. Martin. Ese estúpido nombre. Martin, Martin, Martin Dos semanas. Dos semanas tratando de buscar algo; alguna pista, algo que le condujera a aquel chico. Sin tener nada más que no fuera un nombre. Una conversación sobre pájaros, pintura, casualidades y el destino. Dos semanas perdidas que no llegaron a ningún sitio. Al menos, no como Juanjo esperaba. Desgraciadamente, su corazón no opinó lo mismo cuando lo vio. En esa camilla. Sangre. Luces. Sirenas. Ruido, demasiado ruido. Martin Urrutia. Veintitrés años. Parada cardiorrespiratoria. Traumatismo. Heridas y contusiones por todo el cuerpo. Y Juanjo solo pudo pensar una cosa. En esa frase que se le vino a la cabeza. De repente. Como un destello. Esa frase que le dijo antes de irse. Antes de quedarse marcado en su corazón de por vida. Esa misma vida que se jugaba Martin.

Se ha mudado un nuevo vecino a la puerta de en frente. ¿El problema? Que Juanjo es un ermitaño conocido por ser el gruñón del edificio, apenas salir de casa y, sobre todo, detestar la navidad. Y Martin, un repostero muy excéntrico, por alguna razón está empeñado en hacerse su amigo. Pero, cuando el amor y los postres llaman todos los días a tu puerta, supongo que hay que dejarse endulzar, ¿o no?

Juanjo y Martin tienen un plan: demostrarle a su amiga que el sexo no siempre acaba en amor. ¿El método? Vivirlo en primera persona. Solo una noche, sin dramas ni sentimientos, y todo por la ciencia. ¿Qué puede salir mal?

Un bar lleno de guiris, dos chicos y un clásico. Parece a combinación perfecta para que todo salga mal. El grupo de Martin se ve obligado a cambiar de bar después de que el suyo haya sido cerrado por asuntos personales, no hay nada que les haya jodido más, porque llevan tres años viendo todos los partidos allí, con Carlos, el dueño, invitándolos a jarras y a cervezas, con los guiris de siempre, esos que parecen negados a aprender español. Y no había nada igual que el ambiente caldeado cuando iba gente del equipo contrario. Juanjo y sus amigos llegan al bar de toda la vida, su bar de confianza. Que es el que hay justo enfrente. La competencia para el bar de Carlos. Ese día estaba a rebosar, más que otras veces, por suerte Miguel, el propietario, les había guardado la mesa de siempre, pero esta vez, al lado, en vez de tener a esos Alemanes tan graciosos, había un grupo de españoles alternativos. Y eso no hubiera sido un problema si no fuera por lo culés que eran todos y por lo mal que fue aquel partido para los madridistas. portada hecha por @rompeoolas :)<3

Donde Juanjo y Martin son solteros de la Isla de las tentaciones.

Martin Urrutia consigue el papel de su vida: interpretar a Adrian Velarde, un cantante emergente que desapareció en la cima de su carrera. Lo que comienza como una simple película biográfica pronto se convierte en una pesadilla cuando Martin empieza a recibir mensajes amenazantes exigiendo que abandone el proyecto. Juanjo Bona, un músico cuya carrera ha perdido fuerza, es contratado para componer la banda sonora de la película. Para él, la historia es personal: años atrás, tuvo un fugaz romance de verano con Adrián, justo antes de su desaparición. Aunque nunca fue amor, la noticia de que su vida quedó en el aire lo marcó para siempre. Cuando el pasado y el presente colisionen, solo una cosa quedará en claro: los actos traen consecuencias.

Juanjo y Martin lo perdieron todo: la amistad, el amor, la confianza. Ahora tras una tragedia, Sofía, una niña que tiene los ojos y la sonrisa de sus mejores amigos, será el único lazo que les quede. ¿Podrán dejar atrás lo que los separó... por ella?

De Recardelinos soñando con amar.

Una tarde aburrida de domingo los friends deciden jugar a ser novios y la amistad entre Juanjo y Martin pierde el equilibrio.

Martin y Juanjo son amigos con derecho a roce. (Bueno, decir amigos quizá es exagerar un poco. Son más bien compañeros de piso que ahora se llevan mejor que antes y que, además, a veces se acuestan.) Ambos afirman que no hay sentimientos de por medio, pero la línea entre el sexo sin compromiso y algo más se va tornando cada vez más difusa.