El los pasillos fríos y deshumanizantes de un hospital psiquiatrico de alta seguridad, Seong Gi-hun, un alfa caníbal con un historial de crímenes que hielan la sangre, vive tras los muros reforzados y bajo vigilancia constante. No habla. No coopera. No siente... Hasta que lo huele a Él..... Hwang In-ho un joven omega brillante y empatico, recién asignado como el psiquiatra del paciente más peligroso del centro. Cree que puede ayudar, que puede entender. Pero lo que In-ho no sabe es que, desde el momento que cruzó la puerta ya ni es doctor... Es presa. Gi-hun no ve a un doctor. Ve carne delicada, aroma dulce, una debilidad que despierta algo primitivo y voraz. Lo quiere cerca, lo quiere solo, lo quiere para el. Con una calma inquietante y una inteligencia retorcida, empieza a manipularlos, a desarmarlo por completo... A decorarlo lentamente, sin la necesidad de dientes. Entre sesiones clínicas, miradas que arden y una tensión que se transforma en una red invisible, In-ho empieza a caer. Pero no sabe si esta entrando en una historia de rendición o... El la boca del lobo. Porque para Gi-hun, el amor no es ternura. Es hambre.

Antes de que Lee Jung-jae se convirtiera en un nombre que llenaría cines, solo era un muchacho que limpiaba tazas en una cafetería de Apgujeong, sonriendo a desconocidos mientras soñaba con una vida que parecía inalcanzable. Fue allí donde conoció a Lee Byung Hun, un joven actor que recién había comenzado a probar el sabor de la fama.

In-ho es un niñero omega encargado de cuidar a tres hermanos alfas de 13 años: Hee-soon, San-woo y Gi-hun, el menor de 10 años. Los tres chicos, a pesar de su edad, están secretamente enamorados de In-ho y compiten constantemente por su atención. Entre peleas, celos y momentos tiernos, In-ho debe mantener la paz mientras aprende a manejar el caos de sus adorables pero intensos clientes. Años después, regresan como adultos decididos a conquistarlo... pero ahora son posesivos, celosos y no están dispuestos a compartir.