El ser escritor da cierto poder, un poder infinito, que sólo un selecto grupo de personas es capaz de sentir, de poseer. Poder manejar la vida de los personajes a la manera que más se crea correcta para lograr el fin de la historia; poder ponerlos en contextos y escenarios determinados para acercarlos al lugar donde están destinados a terminar; todo eso, es un trabajo concreto, y ciertamente algo divertido. ¿Pero qué pasa cuando ese cuento, esa historia, es la realidad? ¿Eres realmente tú el escritor de tu historia?

Registro de un experimento, encontrado en las profundidades de la web, en el cual se detallan los desgarradores y hostiles acontecimientos sufridos por un joven al invocar una hórrida entidad...