Te vi.
Te miraba, y no te dabas cuenta. Poco a poco, observándote con cautela, descubrí que estabas rota. Y tú misma me afirmaste que ya no era posible repararte.
Te miraba, y no te dabas cuenta. Poco a poco, observándote con cautela, descubrí que estabas rota. Y tú misma me afirmaste que ya no era posible repararte.
Tuviste tantos nombres como letras tiene el abecedario. Porque tú no eras infinita. Tú elegiste no serlo.
El corazón se puede sobrecargar de ilusiones falsas y amores perdidos. Y, cuando se desborda, acaba d e s t r o z á n d o s e .
Me hablan, ¿a ti no? A lo mejor es que no los oyes. Pero estoy segura de que te hablan; hablan con todo el mundo. La diferencia está en que hay quién los oye y quién no. Necesitaba escribir lo que me susurran... seguiré más tarde. Vuelven a hablarme.
-Y, ¿cómo te llamas?- preguntó ella tímida. «Oh, tan tímida» pensó él. -¿Cómo crees que me llamo? -Pues... No sé... -Mírame a los ojos, niña. Ella lo hizo, y murmuró: -Keith- volvió a bajar la vista, avergonzada, y añadió-: Tienes... cara de Keith. -Entonces me llamo Keith. -Yo soy... -No necesito saberlo, con niña me...
*Esta historia está incompleta debido a su publicación en formato físico con la editorial Plataforma Neo* Kenzie Sullivan hace listas de planes para todo: qué comer, qué leer, qué ropa vestir... Y, por supuesto, también tiene una lista de chicos. PREGUNTA: ¿Qué pasaría si su lista de chicos fuese robada y repartida po...