Jason Scott y Thomas Anderson se conocen una noche tras bailar juntos en una fiesta. Conectan sin siquiera conocerse a través de un beso con sentimientos encontrados. Ambos creen que no se volverán a ver, pero al pasar de los días, el destino los junta otra vez. Tienen ciertas indiferencias al principio aunque deciden olvidar lo que pasó esa noche y ser amigos, ya que ninguno de los dos quiere un compromiso amoroso con el otro. Una noche Jason llama a Thomas ebrio, y acaba confesándose a él. Pero aún hay cosas que Thomas no sabe, las cuales no debería saber por completo. El problema termina uniéndolos, pero también puede separarlos si el problema puede con ellos. ¿Podrá una enfermedad mental romper un vínculo como el suyo?

«¿Es posible conectar con una persona simplemente bailando? Porque creo que me enamoré de una chica desconocida con la que bailé una noche cualquiera». Dos chicas que se encuentran una noche y sólo con un baile logran conectarse. El destino decidió juntarlas en aquella fiesta por alguna razón. Hay cosas que Samantha Maddison no sabe de esa chica desconocida. Al igual que Nia Newton de ella. Sam es una chica sociable con un grupo de amigos. Le encanta escuchar y odia el contacto físico. Nia sólo tiene una amiga, Sarah. Es un libro cerrado. Se la pasa con la cabeza entre páginas para salir de su realidad, intentando descifrar quién es. Sam al aparecer en su vida, la pone de cabeza, cambiando por completo su ritmo, guiándola por el camino correcto, hacia donde tendría que haber ido hace mucho tiempo. Empezar desde cero con una persona de la cual no saben nada, y que, sin saberlo, irán escribiendo su propia historia. Con principios, conflictos, un desenlace y un final.