La odiaba. Odiaba la música fuerte que parecía gritarle qué era una idiota. Odiaba el sabor de la marihuanas en sus labios. Odiaba la amargura en su paladar cada que la cerveza bajaba por su garganta. Odiaba marearse entre el humo, el alcohol y las luces neón. La odiaba a ella. Odiaba su vida, su cabello castaño, el color de sus ojos, su cuerpo, sus labios, su sonrisa. Odiaba ceder con una rosa después de que "ella" tuviera un ataque de celos, odiaba el dolor de sus caderas después de tener relaciones. La hacía sentir sucia, enferma, le provocaba arcadas y unas ganas alarmantes de quedarse dormida mientras "ella" la tocaba y le repetía que era una "niña buena". Pero estaba bien. Porque en el fondo de todas las drogas, los conciertos hasta la madrugada, el poco respeto que le tenía al tener relaciones, el dolor en sus piernas, el dolor de su corazón, Minji sabía que la amaba. La amaba porque cada canción era para ella, porque cada ataque de celos era culpa de la menor, porque mientras estaba entre sus brazos parecía que nada en el mundo podría lastimarla. Y estaba bien de esa forma. Minji no quería algo dulce, no quería arcoíris y poemas de amor, solo alguien que le permitiera quedarse a su lado mientras su mundo se caía a pedazos,mientras sus padres discutían innecesariamente, mientras Min-seok y Mi-suk escapan cada noche de fiesta, mientras Eun-ji ignoraba su existencia completa, mientras Yuna la espera cada noche fuera de su ventana dispuesta a cumplirle todos sus caprichos. Tal vez no la odiaba tanto. Tal vez incluso la ama aunque duela tanto que quiera morir, aunque se sienta sucia cada que "ella" le exige que se quite la ropa, aunque nada sea tierno. Pero no importa. Nada importa cuando solo decesas morir. Adaptación del fic Amity x Lucía ❗La historia no es mía, créditos al autor original @A_Real_Her0❗