Nadie sabe cuál fue el problema que orilló a él Vizconde Edmund Bridgerton a aceptar la propuesta de matrimonio entre su hijo y la niña del Marqués Sinclair, ni lo que este le ofreció o si la propuesta en realidad fue hecha por Bridgerton o Sinclair. Lady Bridgerton y Lady Sinclair buscaron por todos los medios el que sus maridos desistieron del contrato que condenaba a dos personas que no tenían nada que ver, su segundo hijo de nueve años, Benedict, y una niña que ni siquiera nacía aún. A pesar de la muerte de ambos el contrato siguió vigente, por sus hijos mayores, quienes se excusaban con el no romper la palabra de sus padres. Benedict y Iris, están unidos antes de que ellos siquiera lo sepan o se conozcan. El contrato estipulaba un matrimonio, pero no el amor, ese floreció y ardió en los jóvenes por mérito propio.